martes, 16 de marzo de 2010

ENVIRONMENTS AND ECOLOGY

ENVIRONMENTS AND ECOLOGY
CARLOS EFRAIN MONTUFAR

For the Degree of Doctor in Anthropology

ATLANTIC INTERNATIONAL UNIVERSITY

HONOLULU, HAWAI
March 2010



Índice

1. Introducción y objetivos

2. Perspectiva social y políticas

3. Paradigmas filosóficos

4. Conclusiones



I. Introducción y objetivos

La ecología ha alcanzado enorme trascendencia en los últimos años. El creciente interés del hombre por el ambiente en el que vive se debe fundamentalmente a la toma de consciencia sobre los problemas que afectan a nuestro planeta y exigen una pronta solución. Los seres vivos están en permanente contacto entre sí y con el ambiente físico en el que viven. La ecología analiza cómo cada elemento de un ecosistema afecta los demás componentes y cómo es afectado. Es una ciencia de síntesis, pues para comprender la compleja trama de relaciones que existen en un ecosistema toma conocimientos de botánica, zoología, fisiología, genética y otras disciplinas como la física, la química y la geología. En 1869, el biólogo alemán Ernst Haeckel acuñó el término ecología, remitiéndose al origen griego de la palabra (oikos, casa; logos, ciencia, estudio, tratado). Según entendía Haeckel, la ecología debía encarar el estudio de una especie en sus relaciones biológicas con el medio ambiente. Otros científicos se ocuparon posteriormente del medio en que vive cada especie y de sus relaciones simbióticas y antagónicas con otras. Hacia 1925, August Thienemann, Charles Elton y otros impulsaron la ecología de las comunidades. Trabajaron con conceptos como el de cadena alimentaria, o el de pirámide de especies, en la que el número de individuos disminuye progresivamente desde la base hasta la cúspide, desde las plantas hasta los animales herbívoros y los carnívoros. Ni los problemas que trata la ecología son nuevos ni la ecología es sólo una moda pasajera. Ya en el período Neolítico, diez mil años atrás, los hombres talaban bosques para obtener madera y abrir claros donde sembrar los granos de los que se alimentaban. Así resultaron alterados los ecosistemas en los que esas comunidades vivían. En Grecia, Platón dejó testimonio escrito de la deforestación de ciertas montañas del Ática, que habían quedado como "el esqueleto de un cuerpo enflaquecido por la enfermedad". El agua, observaba el filósofo, "no se perdía entonces como ocurre hoy, discurriendo sobre el terreno desnudo".

Desde luego, el problema no afectó sólo a la Antigüedad: a lo largo de la historia diversas áreas terrestres se vieron modificadas por la acción del hombre. Por ejemplo, a partir de la década del '50 la agricultura experimentó un crecimiento favorecido por los adelantos en ingeniería genética de semillas y desarrollo de agroquímicos. Esta intensificación del uso de las tierras ocasionó la degradación de las mismas y la necesidad de explotar nuevas áreas. Cuando la actividad humana carece de controles y reglamentaciones, pueden producirse grandes catástrofes. Los derrames de petróleo provocan la muerte de numerosos organismos, alterando el equilibrio ecológico.

La Tierra afronta serio peligro de contaminación y muerte de especies vegetales y animales, y también de los suelos, la atmósfera, los ríos y los mares, que sustentan la vida.

Conscientes de la gravedad de la situación, los países miembro de las Naciones Unidas se reunieron en 1992, en la Conferencia sobre Medio Ambiente y Desarrollo conocida como la Cumbre de Río de Janeiro. Allí, gobernantes, científicos y periodistas de todo el mundo, informaron y alertaron sobre los problemas del desarrollo industrial y tecnológico.

El conocimiento de la naturaleza y de los cuidados que ella requiere deberían ser temas primordiales en los procesos educativos actuales. El sistema educativo, precisamente, debe proveer hoy información sobre ecología a todos los niveles: desde el cuidado de un animalito doméstico, pasando por las charlas cotidianas de los maestros o el trabajo en huertas escolares en los niveles primario y medio, hasta las especializaciones terciarias y la concientización de los profesionales de otras áreas en institutos y universidades. La falta de cuidados por parte del hombre hacia otros seres vivos pone en peligro de extinción a muchas especies, el oso panda, algunos batracios, las focas del ártico o las ballenas de los mares del sur son algunas de ellas.

Los objetivos de este curso, se basan en la toma de conciencia del rol vital en la supervivencia de los seres humanos que tiene la naturaleza del planeta, pero sobre todo, la revisión de la escala de valores en relación a todos los seres vivos. La vida y sus múltiples expresiones vegetales y animales como centro de las relaciones de equidad ecológica y al mismo tiempo de supervivencia de las especies, entre las cuales nos incluimos, pero sin sobrevalorarla.

II. Perspectivas sociales y políticas



La ecología analiza la relación entre los seres vivientes y el medio ambiente en que pernoctan en relación de múltiple dependencia. Esta relación puede ser percibida desde múltiples perspectivas. La visión que planteo es la de los “valores equitativos”, es decir la equidad de valor de la vida del ser humano con los animales y vegetales, en tanto expresión de la vida. Equitativamente es decir proporcional a su relativa importancia en el árbol de la vida y de las escalas zoológicas.

El ser humano no ha concientizado su dependencia del medio ambiente natural, englobado en el mundo citadino de las grandes urbes. Esta tendencia a creado la visión de control, posesión y pertenencia de la naturaleza, como si fuera su creación, sin percatarse que él mismo es la creación de la naturaleza.

La ecología ayuda al ser humano a preservar la naturaleza y ha preservarla sobre todo de sí mismo.

La ecología desde este paradigma tiene profundas implicaciones en la sociedad y se convierte en un plan político a través de las organizaciones verdes sobre todo en Europa. Manifestar el respeto a la naturaleza como proyecto político es un proceso positivo en cuanto al cambio de relación que las sociedades poseen con la naturaleza. La relación de usufructo y dominación de la era industrial se impuso a la relación religiosa que existía en las culturas antiguas (madre tierra, Pachamama, etc.). Las consecuencias a través de la polución por el consumo irresponsable (acortamiento artificial de la duración de vida de los productos industriales por objetivos economicistas) han generado graves daños al ecosistema.

Hoy en día, la ecología política es un proyecto de supervivencia, desde el punto de vista homocéntrico reduccionista y utilitarista, pero desde la visión filosófica holística, es una cuestión de respeto y de equidad con la vida, que no nos pertenece.



III. Paradigmas filosóficos



Considero que el usufructo de la naturaleza en la sociedad de consumo contemporánea, es producto de un paradigma filosófico subyacente muy discreto pero destacado. Sin negar la importancia de la visión economicista del rendimiento permanente en base al círculo producción – consumo.

Este paradigma corresponde a la percepción del universo infinito, que es en tanto teoría filosófica acuñada en el siglo XV por Nicolás de Cusa y asentida por los descubrimientos científicos del cosmos realizados por la astronomía en los siglos posteriores.

El universo infinito es extrapolado hacia el mundo y por ende a la naturaleza biológica, apropiándose de una imagen de inextinguible fuente de recursos naturales (aire, flora, tierras, animales) que rodeaban al ser humano, centro del planeta y dirimente final de la explotación de ese infinito.

Ya en el renacimiento, Nicolás de Cusa (1401-1464) en su renovación del Platonismo escribe en “Docte ingnorance” que la toma de conciencia de la imposibilidad de comprender el infinito, permite al ser humano descubrir los límites de su saber. Valorizando la noción de infinito, el filósofo se permite presentar una serie de paradojas del infinito. Por ejemplo: las relaciones entre una esfera infinita y su centro conciben la eliminación misma de la circunferencia y el desplazamiento del centro a todo y cualquier punto. Esta valorización del infinito en lugar de la perfección según la finitud (esfera) es igualmente asumida por otros pensadores como Giordano Bruno quien sostiene la existencia de un universo infinito (L’univers infini et les mondes, 1584). Este paradigma anula el carácter primero de un centro y además axiomatiza el silogismo que un dios infinito deberá crear un mundo infinito, generando la idea de una coincidencia entre dios y el mundo, una nueva forma de panteísmo. Dios es/está en su creación.

Un segundo paradigma es el de la cadena alimenticia. A través de la biología, la humanidad ha aprendido a ver el acto de devorarse unas especies a otras, formando la pirámide alimenticia como algo natural y digno de imitarse. Si las especies carnívoras devoran a las de menos tamaño y los herbívoros viven a expensas de devorar la flora, por consiguiente, el ser humano, animal racional, pero animal al fin, tiene también derecho a devorar cuanta especie sea apetecida según su cultura y sui gastronomía, incluyendo esto animales, plantas, insectos u otros. La diferencia ignorada es que la alimentación del ser humano está condicionada por su cultura, gustos y grupos sociales y económicos, no por la programación natural de sobrevida como en los animales denominados inferiores. Este paradigma se extrapola a una especie de canibalismo de la naturaleza y los seres que la habitan. Esta nueva forma de devorar se relaciona con la contaminación y polución creada en ese mundo infinito y con el derecho de asumirse en la cima de la cadena alimenticia.

A partir del análisis de estos paradigmas filosóficos, puedo percibir las consecuencias de nuestras actitudes en tanto civilización contemporánea. Espero que esta disección de las ideas promotoras de nuestro comportamiento, puedan facilitar el cambio de actitud en nuestra relación con la vida exterior y con nuestra propia sobrevida igualmente.

Matriz de identificación de los paradigmas que han reducido la visión ecológica

Paradigmas Consecuencias sobre la visión ecológica

Del universo infinito El universo infinito es extrapolado hacia el mundo y por ende a la naturaleza biológica, apropiándose de una imagen de inextinguible fuente de recursos naturales (aire, flora, tierras, animales) que rodeaban al ser humano, centro del planeta y dirimente final de la explotación de ese infinito.

Si el universo (mundo) es infinito, sus recursos también lo son, por consiguiente, no es necesario velar por su cuidado y racionalidad



De la cadena alimenticia Si las especies carnívoras devoran a las de menos tamaño y los herbívoros viven a expensas de devorar la flora, por consiguiente, el ser humano, animal racional, pero animal al fin, tiene también derecho a devorar cuanta especie sea apetecida según su cultura y sui gastronomía, incluyendo esto animales, plantas, insectos u otros.

Esta nueva forma de devorar se relaciona con la contaminación y polución creada en ese mundo infinito y con el derecho de asumirse en la cima de la cadena alimenticia.

Situándose como un predador más (en la cima de la cadena alimenticia) el ser humano se otorga el derecho de depredar la naturaleza y su mundo sin racionalidad ni medida, expuesto aun al aspecto cultural de las modas (superficialidad y sobre consumo).









IV. Conclusiones

La visión ecológica y de medio ambiente presentada en este curso, manifiesta varios elementos innovadores en tanto elementos de reflexión.

La identificación de los sustentos ideológicos y filosóficos del paradigma anti natural y anti ecológico que las sociedades humanas han desarrollado especialmente a partir de la revolución industrial, pero que datan desde el renacimiento.

Un hecho histórico, generalmente olvidado, que la “civilización” ha traído consigo una subvaloración de la naturaleza, identificándola únicamente como un recurso a explotar. Es solamente con el cambio climático que el paradigma ecológico comienza a tomar fuerza en el consciente de nuestras sociedades contemporáneas. Sin embargo esta reacción sigue siendo utilitarista, pues preconiza el respeto a la naturaleza por la supervivencia del humano, sin priorizar el valor de la vida manifestada en cada uno de los seres del planeta.

V. Bibliografía

1. Far, Jarl. “Como ser rico con poco dinero”. Morales Editores. Quito, 2006

2. Couloubaritsis, Lambros. “Les grands courants de la philosophie de l’antiquité à nos jours, de l’antiquité au moyen âge”. Amaru. Presses Universitaires de Bruxelles, 1996

3. http://www.barrameda.com.ar/ecologia/

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