jueves, 17 de diciembre de 2015
martes, 15 de diciembre de 2015
SOCIEDAD DE LA EVIDENCIA
SOCIEDAD DE LA
EVIDENCIA
Según Demócrito, la gente cree
que existe lo dulce, y cree que existe lo amargo, y cree que existe el calor, y
cree que existe el frío, y cree que existe el color. Pero, en la realidad, lo
único que existe son átomos y vacío.
Siglo XXI, toda actividad debe
tener video, foto, firmas de asistencia, grabación; importa poco el contenido,
pero es imposible olvidar las evidencias. El docente es por su micro currículo,
el médico por el número de pacientes atendidos bajo testimonio de la historia
clínica informática, las asistencias existen por su registro biométrico. ¿Hemos
creado las sociedades tecnológicas tan solo para verificar evidencias a
expensas del impacto?
El problema es que esa tendencia
del absoluto de la evidencia deja fuera del ámbito mismo del discurso, lo-que-es,
es decir, el contenido y la significación misma de los actos, desnaturalizando
lo que decimos que queremos construir.
PHD CARLOS E. MONTUFAR
lunes, 14 de diciembre de 2015
lunes, 7 de diciembre de 2015
jueves, 3 de diciembre de 2015
LAS CIENCIAS SOCIALES: MUNDOS, METODOLOGÍAS Y RUPTURAS
LAS CIENCIAS SOCIALES: MUNDOS, METODOLOGÍAS Y RUPTURAS
Carlos E. Montúfar Salcedo
Ensayo en base a la obra “La ciencia. Su método y su
filosofía” de Mario Bunge
INTRODUCCIÓN
Para Mario Bunge
(1978) el ser humano en un esfuerzo por hacer más confortable al mundo natural,
diseña un cuerpo de ideas llamado
ciencia; caracterizado como conocimiento racional, sistemático, exacto,
verificable, y por consiguiente falible. La investigación científica lo
ayudaría a reconstruir conceptualmente su
realidad.
La ciencia por
consiguiente está compuesta por conocimientos
objetivos y verificables sobre una materia determinada que son obtenidos
mediante la observación y la experimentación, la explicación de sus principios
y causas y la formulación y verificación de hipótesis y se caracteriza, además,
por la utilización de una metodología adecuada para el objeto de estudio y la
sistematización de los conocimientos. Existe una clasificación de las ciencias
desde el punto de vista de su objeto de estudio, es decir, ciencia ideal o
formal, la cual no tiene objeto material de estudio y estaría conformada por la
lógica y la matemática; finalmente las ciencias fácticas o materiales con
objeto real, donde incluiríamos a las ciencias de la naturaleza y las de la
cultura o sociedad humana (Bunge, 1978). Las ciencias formales tratan con entes
ideales y reglas formales, teniendo una consistencia racional. Las ciencias
fácticas con entes materiales, se adecuan a los hechos y posee una consistencia
empírica.
Según Mario Bunge,
las ciencias fácticas tienen las siguientes características:
ü Relativas a los hechos
ü Se basan en datos empíricos
ü Es analítica
ü Es especializada
ü Es clara y precisa
ü Es comunicable
ü Es verificable
ü Es sistemática
ü Es generalista
ü Produce elementos legales
ü Es explicativa
ü Es predictiva
ü Es abierta
ü Es útil
Ganador del premio
Príncipe de Asturias de Comunicación y humanidades en 1982 y profesor de la
Universidad de McGill de Canadá durante cuatro décadas, Mario Bunge funge en la
actualidad como uno de los principales filósofos latinoamericanos y mundiales. Profundo
investigador sobre el conocimiento y el método denominado realista crítico,
detractor del marxismo y psicoanálisis, con profunda visión racional y
realista. Bunge se especializa en estudiar y modificar el mundo real y no en la
creación de mundos imaginarios. Crítico del pragmatismo, pues no podemos
perseguir la verdad y el éxito, por consiguiente el pragmatismo es falso
sostiene con cierta entereza egocéntrica.
La ciencia es
definida por este autor como la rebelión contra la vaguedad, superficialidad e
imprecisión. Conceptualizar y definir son actos de precisión sostiene. De igual
forma concluye que el secreto es un enemigo de la ciencia. El método científico
no provee recetas infalibles para encontrar la verdead, solo contiene un
conjunto de prescripciones falibles (perfectibles) para el planteamiento de
observaciones y experimentos para la interpretación de resultados, y para el
planteo de los problemas.
Una de sus
contribuciones es la definición de los conceptos de tecnología, ciencia, método
científico y conocimiento, estableciendo las particularidades y relaciones
entre estos elementos. En una de sus entrevistas más actuales[1],
Bunge interpreta al mundo natural con la colmena y al artificial con nuestras
casas, estableciendo claramente el límite de las ciencias. Concomitantemente
analiza la paradoja del sistema de redes informáticas, admitiendo que no
producen conocimiento pero si apoya su difusión, a pesar de ser un elemento de
distracción en las nuevas generaciones. A nivel educativo sostiene que el
aprendizaje ha sido reemplazado por la evaluación, lo cual considera es una
aberración del sistema, siendo la falta de libertad y la posibilidad de tomar
decisiones una enfermedad.
El conocimiento
científico se define como la facultad del ser humano para comprender por medio
de la razón la naturaleza, cualidades y relaciones de las cosas aplicando su
particular método. El conocimiento también puede ser formal y factico o
relativo a los hechos. El conocimiento científico formal es el resultado del proceso de
investigación científica usando el método correspondiente cuyo estudio
corresponde a la filosofía científica.
El método
científico etimológicamente se define como camino hacia el conocimiento. Es un
método de investigación usado principalmente en la producción de conocimiento
en las ciencias. Para ser llamado científico, un método de investigación debe
basarse en la empírica y en la medición, sujeto a los principios específicos de
las pruebas de razonamiento.
El método
científico posee una estructura, la cual corresponde a los siguientes
elementos:
ü Planteamiento del problema
ü Construcción de hipótesis
ü Elaborar predicciones
ü Probar hipótesis
ü Sacar conclusiones
Estas conclusiones
al ser comprobadas se transforman en teoría, las cuales retroalimentan la ciencia.
Las teorías son definidas como el conjunto de hipótesis que estructuran el
concomimiento científico.
El método
científico está sustentado por dos pilares fundamentales. El primero de ellos
es la reproducibilidad, es decir, la capacidad de repetir un determinado
experimento, en cualquier lugar y por cualquier persona. El segundo pilar es la
refutabilidad, es decir, que toda proposición científica tiene que ser
susceptible de ser falsada o refutada. Esto implica que se podrían diseñar
experimentos, que en el caso de dar resultados distintos a los predichos,
negarían la hipótesis puesta a prueba.
Presentada de forma
estructural, la ciencia, el método científico, el conocimiento como producto y
la filosofía de la ciencia o epistemología dibujan un sistema de
identificación, formulación y construcción del saber escolástico de las
sociedades humanas. Sistema formal y con carácter de universalidad (mundial).
Sin embargo, si bien las ciencias formales (lógica y matemática) poseen esta
categoría incontestable, entre las ciencias fácticas exceptuando las naturales
(química, biología, etc.) la realidad es contradictoria, sujeta a la discusión
y confrontación de ideas entre diversas escuelas, paradigmas y teorías;
refiriéndonos a las ciencias de la sociedad y la cultura (antropología,
sociología, economía, etc.).
Las denominadas
ciencias sociales y de la cultura poseen esa dificultad para llegar al consenso
y la denominación axiomática de sus conclusiones, aspecto diferencial con las
ciencias teóricas y/o naturales. Aquí
surgen contradicciones desde la epistemología misma cuando diversos autores
denuncian el epistemicidio indígena latinoamericano desde la perspectiva
decolonial (Muñoz, 2014) (Infante, 2014) (Santos, 2009). Críticas dirigidas
hacia la concepción de las ciencias sociales y culturales, las cuales se
prestan de una cierta debilidad metodológica que las hacen propicias a las
múltiples interpretaciones y al sesgo del observador participante. Por consiguiente, ¿son las ciencias sociales
y culturales un sistema científico que al abordar un objeto del imaginario
humano, adolece de pluralidad de interpretaciones en relación íntima con la fuente de observación (características de
la mirada del observador)?
Esta pregunta
orientadora expone dos aspectos de naturaleza definida. En primer plano
existirían dos tipos de objetos científicos. Los objetos naturales reales, como
ejemplo: los arboles estudiados por las ciencias biológicas, totalmente
externos al observador en cuanto a su naturaleza causal, los animales, estudiados
por la zoología, también periféricos del observador. En segundo plano los
objetos imaginarios, es decir creados por la historia y culturas humanas. Las
normas sociales, las leyes, las culturas son un ejemplo de este segundo tipo de
objeto de estudio. Este segundo plano de objetos científicos tiene la paradoja
de ser inventado por la historia humana y al mismo tiempo convertirse en centro
de atención para el estudio científico. Es decir, que poseen una amplia
intervención del humano no solo como sujeto que estudia sino también como
sujeto que los ha creado. Estos fenómenos de estudio u objetos por consiguiente
poseen una íntima asociación con su creador e investigador que son el mismo ser
humano.
En principio no
existiría contradicción en que el creador estudie su propia creación. El ser
humano que se estudia a sí mismo y a sus productos culturales a través de la
antropología o la sociología, son un ejemplo. No obstante existe una ruptura
epistemológica en este hecho; no podemos otorgar objetividad a este tipo de
estudios desde el punto de vista, que el sujeto observador parte en el análisis
de su creación desde sus propios paradigmas, la contradicción surge cuando
analizamos un producto humano (cultura) que ha sido generada desde paradigmas
mentales y psicológicos propios, desde puntos de vista o escuelas de diversa
naturaleza.
La mirada del
observador juzga el fenómeno social desde su paradigma filosófico e investigativo.
Situación que a primera vista parece normal desde las ciencias sociales. Empero
la propia generación del fenómeno social, u objeto de estudio obedece o es
producto de una particular manera de mirar el mundo, es decir de un paradigma
propio.
A continuación el
presente ensayo pretenderá mostrar las críticas y divergencias de los diversos mundos
epistemológicos o paradigmas que analizan este espectro de las ciencias
sociales y la opinión del autor (estudiante).
Razón del título de este texto, el cual hace alusión a rupturas desde el
punto de vista del observador.
Valentin Yves
Mudimbe (2013) profundiza esta idea con la necesidad de descolonizar el
conocimiento, rechazando cualquier intento de conceptualizar a la filosofía de
los pueblos del sur como primitiva y arrojando luz sobre la relación de otredad
con la ciencia occidental que genera culpabilidad y auto rechazo. El valor
máximo de la ciencia es la dignidad humana sostiene e incluso afirma que el
punto de partida de la ciencia social es la propia subjetividad del
investigador.
Aminata Traoré (2002)
miembro de la red internacional de diversidad cultural y co-autora del
manifiesto de Porto alegra 2005 manifiesta críticas a la percepción occidental
de la realidad. Involucra aspectos prácticos como la ecología y la equidad de
género, no obstante atañe su percepción al sesgo de la visión científica
occidentalo - centrista en la creación de la realidad social mundial. Si bien
no es exactamente un metodólogo, Yash Tandon (2011) percibe en la opinión
científica dominante un sistema de imposición intelectual que produce
importantes sesgos en el pensamiento mundial contemporáneo. El sistema
civilizatorio mundial produce una tecnología aplicada a la guerra y el sistema
epistemológico occidental es un aspecto que corrobora esta manera desigual de
relacionarse las diversas culturas y sociedades.
PROCESOS DE RUPTURA
En la primera parte
del ensayo se ha realizado una lectura analítica del texto base elegido para la
construcción del trabajo de investigación. Este análisis inmanente de la obra
de Mario Bunge ha sido complementado con un análisis de tipo contextual que
incluyó datos biográficos del autor original, revisión de sus obras principales
a través de bibliografías, entrevistas personales, conferencias y videos relativos a su obra. Estudios de sus
actividades docentes universitarias en McGill Canadá.
En una segunda fase
se incluyeron lecturas complementarias de autores críticos al método científico
y la ciencia de tipo occidental, con el objeto de enriquecer la visión
analítica de la ciencia contemporánea.
En una tercera fase
se consolidaron los resúmenes y teorías identificadas en el proceso
investigativo con el objeto de sintetizar la posición del autor del ensayo
(estudiante) especificando su percepción y conclusiones personales incluidas en
el acápite discusión.
Estas conclusiones
pueden ser incorporadas en el contexto de un sistema de reflexiones sobre la
visión de la metodología científica de Mario Bunge. Existen varias categorías,
entre las cuales se esgrime la visión intercultural en la metodología
científica occidental, la cual es concebida igualmente como un producto de las
culturas occidentales, lo cual no tiene como objetivo restarle fundamentos sino
enmarcarla en un cuadro de lectura antropológica como creación del imaginario
humano. Un imaginario que se enfoca en
la clasificación de los fenómenos como sistema de estudios. Clasificación que
si bien posee una finalidad orientadora y organizadora de los fenómenos de
igual manera posee un aspecto reductor y de confusión, puesto que no todos los
fenómenos son posibles de dividirlos y segmentarlos, creando unas divisiones
anárquicas; en un segundo aspecto debe analizarse el hecho de que las
clasificaciones a más de su carácter reductor poseen el efecto de incluir en
disciplinas aspectos repetitivos en ambas categorías. En el caso de las
ciencias poseemos la clasificación de UNESCO la cual describe 24 campos científicos[2].
Sin embargo en la distribución del conocimiento en las áreas y sub áreas, UNESCO reconoce 9
áreas: programas generales, educación, humanidades y artes, ciencias sociales,
educación comercial y derecho, ciencias (vivas, físicas, matemáticas e
informática), ingeniería de la construcción e industrial, agricultura, salud y
servicios sociales y servicios. Las sub áreas de ciencias sociales y de
comportamiento incluye los siguientes ciencias: economía, historia de la
economía, ciencias policías, sociología, demografía, antropología, psicología,
paz y conflictos, derechos humanos, etnología. Esta nomenclatura esclarece la
clasificación de las ciencias en áreas bajo la óptica del tipo de metodología
de investigación y sus sistemas de verificación utilizados en cada una, sin
embargo su aspecto reduccionista se manifiesta en el hecho que la realidad es
global. ¿Dónde podemos ubicar a la ciencia del desarrollo en este sistema,
siendo su definición evidentemente inter disciplinario incluso
trans-disciplinario? Es menester añadir que existen en nuestro país varias
carreras reconocidas como licenciaturas en gestión social y desarrollo[3],
lo que adhiere un factor practico a la presente discusión.
Las ciencias
sociales poseen en la clasificación UNESCO una segmentación en relación a sus
métodos, a partir de las ciencias de la vida. Estas ciencias poseen un objeto
de estudio que tiene estrecha relación con el ser humano, incluso estudia los
imaginarios humanos como el caso de la cultura (antropología) la conducta
(psicología) o las sociedades (sociología); sus métodos están mucho las
cercanos a lo cualitativo. La subjetividad de los enfoques que parten incluso
de paradigmas epistemológicos específicos, que si bien guían el proceso
investigativo también inducen al investigador y a la investigación a utilizar o
elegir un cierto tipo de instrumento interpretativo. Obviamente no es de
interés de este ensayo peyorar a las ciencias sociales y sus métodos. Aspectos
muy importantes con la supervivencia de la vida están relacionados con la
calidad de investigación social y su incidencia en las decisiones sociales
humanas en la actualidad.
El Informe mundial
sobre las ciencias sociales 2013[4]
sostiene que las sociedades humanas tienen que encontrar ahora soluciones para
proteger las riquezas que les prodiga la Tierra y salvaguardar la equidad
social y el bienestar para todos. En la búsqueda apremiante de esas soluciones,
los conocimientos de las ciencias sociales son indispensables para comprender
las causas y las consecuencias de los cambios ambientales globales, y también
para elaborar con conocimiento de causa soluciones más eficaces, equitativas y
perdurables que permitan superar los problemas actuales y abrir paso a un
futuro sostenible. Es decir, las ciencias sociales abordan el análisis de las
sociedades y sus decisiones en relación con el mundo biológico natural. El ser
humano como sociedad tiene la capacidad de alterar la vida, las ciencias
sociales y humanísticas proveen al ser humano de la reflexión necesaria para
evitar que el progreso se convierta en una especie de maquina cibernética
mecanicista. La tecnología por consiguiente es el enfoque científico de
problemas, no es solo ciencia aplicada. Las ciencias sociales ejercen un rol de
guía directriz de la tecnología.
INTERFACE O RUPTURA DE METODOS
La ciencia vista
como un sistema entre varios mundos implica la necesidad de especificar luego
de su propia definición, los mundos en plural formulados en el título del
ensayo. Mario Bunge (1994) clasifica a las ciencias en fácticas y formales de
acuerdo al objeto de estudio. Esta clasificación posee coherencia con la
naturaleza de los objetos. No obstante entre
las ciencias fácticas, Mario Bunge
incluye las ciencias biológicas y las culturales o sociales. Si
analizamos bajo la óptica de los objetos de las ciencias, la cultura es también
una ciencia que tiene por objeto realidades no naturales. La creación del
imaginario cultural y la estructura social son invenciones de las sociedades
humanas.
El ser humano tiene
la capacidad de transmitir información acerca de cosas que no existen en
absoluto. Hasta donde sabemos, solo los sapiens pueden hablar acerca de tipos
de entidades, que nunca han visto, ni tocado ni olido (Harari, 2014). Cuando extrapolamos esta aseveración hacia el
dominio de la ciencia, podría preguntar con cierta facilidad ¿Cuáles es la
entidad física que sustenta al concepto de la identidad o la cultura?
¿A la interrogante,
cuáles son esos mundos? Podríamos responder, que corresponden a las ciencias
biológicas y las ciencias culturales. El mundo de la cultura humana es creado
por el hombre. Es decir, estudiamos de manera compleja, el entorno natural
físico o biológico, real, tangible. Cuando estudiamos las ciencias naturales,
la biología de los seres vivos, la estructura química y las funciones de los
seres objetivos. Empero las ciencias culturales o sociales obedecen a otra
realidad o a otros mundos, corroborando el título del presente ensayo. La
ciencia un sistema por consiguiente que persigue sus objetivos en una interface
entre varias realidades, varios contextos, y sobre todo, uno externo a la
realidad humana y otro interno, que es engendrado por su propio imaginario.
Tanto el uno como el otro tienen la característica que si bien el mundo natural
es independiente del humano, sufre los cambios que este le infringe como
especie. De manera similar, el humano con sus culturas, si bien son procesos
ideales, estos tienen manifestaciones que son eminentemente reales, como las
acciones humanas, la vestimenta, la alimentación, la organización de sus
sociedades, la demarcación de sus espacios geográficos y citadinos. La
intrincada red de relaciones entre los mundos reales e irreales por consiguiente
es de difícil análisis, sin embargo su importancia es innegable.
En este contexto,
surgen posiciones intelectuales con cierto antagonismo ante la firmeza
académica y metodista en relación a la investigación científica, luego de
conocer la visión ortodoxa del método de Mario Bunge; hallamos múltiples voces
disidentes en interface o en ocasiones en franca disidencia con la naturaleza
del método y sus aplicaciones. A continuación abordaremos algunas de las más
connotadas:
Para Mudimbe (1994)
una de las causas de la imposición de la ciencia está en la ceguera psicológica
de los seres humanos que les inhibe a reconocer la verdad, existiendo siempre
una subjetividad volitiva que determina la potencialidad del mirar científico.
Este pensador de origen africano otorga la riqueza de su visión desde la
colonialidad histórica de sus sociedades. Llega incluso aseverar que toda la
estructura de la mirada occidental posee esta desviación metodológica sobre
todo en las ciencias sociales, donde la mirada del observador y lo observado
adoptan una cierta simbiosis que restaría objetividad al resultado de la
observación. En el contexto latinoamericano existe otro pensador que sostiene
una opción que posee particularidad similar con Mudimbe. Aníbal Quijano (1999),
sociólogo y teórico peruano sostiene que la ciencia posee un eurocentrismo, si
bien Quijano no es un metodólogo, desde la sociología nos infunde la riqueza de
sus interpelaciones, las cuales poseen relevancia con la visión científica
esbozada en el presente texto.
Si bien los
pensadores analizados anteriormente provienen del sur; tanto como Mario Bunge,
existen otros autores que son también críticos ante la visión científica
occidental. Estos incluyen filósofos también de origen europeo, que
probablemente le dan aún más fortaleza al análisis crítico del método
científico.
Feyerabend (1986)
defiende tan arduamente la idea de que la ciencia está llena de inconsistencias
y anarquía, razones por las cuales afirma que sólo la crítica sustentada, la
tolerancia a las inconsistencias y la absoluta libertad son las mejores
herramientas para lograr que una ciencia sea realmente productiva. Así es como
Feyerabend llega a la conclusión de que el éxito de una investigación no se da
por la medida en la que se aplican las reglas y fórmulas generales, es más ni
siquiera se conocen explícitamente el método con el que se logró. Aquí
podríamos recordar a Einstein que nos dice “La imaginación es más importante
que el conocimiento”
Finalmente, también
de occidente, Boaventura de Sousa Santos (2009) plantea la epistemología del
Sur como la búsqueda del conocimiento y de criterios de validez del
conocimiento que otorguen visibilidad y credibilicen las prácticas cognitivas
de los pueblos y de los grupos sociales que han sido históricamente peyorados
por el colonialismo y el capitalismo globales. La primera premisa es que no
habrá justicia social global sin justicia cognitiva global buscando prácticas
de conocimiento que permitan intensificar la voluntad de transformación social.
No he encontrado
trazado práctico que sustente esta nueva ciencia a pesar de la profundidad de
sus planteamientos. No podemos negar la influencia occidental en la ciencia,
pero aun no podemos sostener con fundamentos que la metodología científica es
un producto cultural, negándole su capacidad de búsqueda de la verdad
explicada. Más aún si la técnica y la tecnología, sus productos principales,
evidencia eficacia evidente. Tal vez en testimonio a esta realidad, Mario Bunge
radicaliza su óptica.
Mario Bunge (1978)
heredero latinoamericano del método científico occidental descubre la
naturaleza aprehendida en sus palabras de gran acierto “la ciencia es valiosa
como herramienta para domar la naturaleza, y remodelar la sociedad. pág. 23”.
Esta es una ciencia de la conquista más que de la búsqueda de la sabiduría como
la definían los antiguos sabios griegos. La ciencia y su producto excelso, la
tecnología bien puede atribuirse una cierta superioridad que le ayude a
sobrevalorarse bajo el criterio de sus resultados. Si bien la tecnología no es
objeto central del presente estudio, cabe mencionar esta particularidad, que
favorece el riesgo de confundirla con un cierto aire dogmático.
Las ciencias
sociales y culturales nos ofrecen un ejemplo de diversidad en un mundo
unidireccional y de lógica vertical. Su incapacidad para arrogarse la virtud de
infalibilidad si bien propone confusión e imprecisión, también nos otorga el
margen de duda que nos hace humanos, falibles y por consiguiente perfectibles.
¿Ha olvidado la ciencia occidental que entre sus pilares se encuentra la refutabilidad?
La ciencia no nos otorga la verdad universal simplemente un conocimiento
parcial sujeto a verificación permanente. Más aun las ciencias sociales y
culturales, las cuales son una aproximación heurística a la verdad que intenta
aportar claridad a la penumbra de supuestos de las sociedades humanas.
Probablemente la
riqueza del método científico resida más en la multiplicidad de hipótesis y en
su propia capacidad para rechazarlas que en la uni direccionalidad y
escolástica metódica. De alguna manera los seres humanos debemos interponer la
duda a todo sistema de ideas que propugne la existencia de alguna verdad
singular, aislada y por ende sin contexto real, que intente decirnos que en
algún lugar remoto existe la verdad absoluta y que es accesible solamente a
través del cumplimiento exacto y metódico del proceso, tal vez más cercano al
ritual que a la ciencia.
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[3] Universidad Católica del Ecuador, Universidad de Otavalo, Universidad
Politécnica de Santa Elena, UPS, Universidad Santiago de Guayaquil.
miércoles, 2 de diciembre de 2015
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