sábado, 1 de marzo de 2014

ECOLOGIA






Ecología global




C. E. Montufar, MD. MPH. PhD

El paradigma anti natural y anti ecológico que las sociedades humanas han desarrollado a partir del renacimiento y que la revolución industrial intensificó en los últimos tres siglos, han posicionado al ser humano como el factor más deletéreo de la vida en el planeta. El desarrollo de los modelos mentales antropocéntricos y la economía de consumo como un derecho inalienable sinónimo de desarrollo, han debilitado el equilibrio de la vida en todo el planeta.




Un hecho histórico, generalmente olvidado, que la “civilización” ha traído consigo una subvaloración de la naturaleza, identificándola únicamente como un recurso a explotar. Es solamente con el cambio climático que el paradigma ecológico comienza a tomar fuerza en el consciente de nuestras sociedades contemporáneas. Sin embargo esta reacción sigue siendo utilitarista, pues preconiza el respeto a la naturaleza por la supervivencia del humano, sin priorizar el valor de la vida manifestada en cada uno de los seres del planeta.




Un fenómeno nuevo, es el de reconocer, que conocemos mucho menos que lo que ignoramos, y que por consiguiente en relación al medio ambiente y la ecología, la prudencia y el respeto a lo vivo, debería ser una de las guías de la conducta post industrial de nuestras sociedades, tanto occidentales como orientales, teniendo en cuanto el increíble impacto que la globalización económica ha generado en todas las sociedades y continentes.




La enorme responsabilidad que conlleva la visión ecológica en las sociedades actuales, es un elemento que facilita los cambios de paradigmas, sobre todo frente a la tendencia economicista que tanto despliegue ha desarrollado en los últimos siglos. Paradoxalmente tanto la economía como la ecología estudian la casa el hábitat, la ecología desde las interrelaciones la economía desde la administración. En resumen, requerimos relaciones de mutualismo con la naturaleza, buscando favorecer a la vida por sobre todos los intereses temporales.




Finalmente, un verdadero salto cualitativo en nuestras civilizaciones, correspondería a la percepción paradigmática del valor equitativo entre todos los seres vivos, y nuestra intrínseca interrelación incluyéndonos. ¿Un día el ser humano será capaz de evaluar la importancia de la vida, no importa en qué estructura se manifieste, como un ser análogo y con valor propio que justifique derecho al respeto y dignidad de su existencia?

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