miércoles, 16 de junio de 2010

“Gender, Sexuality and Society”

“Gender, Sexuality and Society”

For the Degree of Doctor in Anthropology

ATLANTIC INTERNATIONAL UNIVERSITY

HONOLULU, HAWAI


June 2010

GENDER, SEXUALITY AND SOCIETY
Carlos E. Montufar Salcedo

Indice

1. Introducción, definición y objetivos

2. Paradigmas feministas y de género

3. Cuestionario

4. Bibliografía



I. Introducción y objetivos

Estudios de género (del inglés gender studies) es la denominación de una rama de las ciencias sociales centrada en el concepto de género.1 El género es una categoría de análisis en sociología, psicología, antropología, historia o en cualquier otra rama del conocimiento, que permite desvelar las normas, representaciones, ideas, comportamientos, etcétera. que se han ido construyendo socialmente como "naturales" y atribuidos a las diferencias biológicas de los sexos. Los "Estudios de género" analizan los factores sociales y culturales que han construido las diferencias sexuales en un momento o lugar histórico dado.

Los estudios de género forman parte de la reciente tradición de los estudios culturales (Cultural Studies) que iniciaron en universidades de Inglaterra y Estados Unidos a partir de los años 1960 y los años 1970. Sin embargo, sus antecedentes son mucho más antiguos.

Aunque menos conocidas que las aportaciones de Simone de Beauvoir, Matilde y Mathias Vaerting (El sexo clave: Un estudio en la sociología de la diferenciación de sexo, edición inglesa de 1923) y, sobre todo, Viola Klein (El carácter femenino. Historia de una ideología, 1946 publicada en castellano en Buenos Aires en 1951) ya habían planteado que lo que se entendía como psicología femenina no era de las mujeres en sí, sino el producto de las dominación y el sojuzgamiento masculino. En 1949, Simone de Beauvoir afirma la frase que inicia el movimiento feminista del siglo XX: "Una no nace mujer, sino que se hace mujer." Su reflexión abrió todo un nuevo campo de indagación intelectual sobre la interpretación de la igualdad y la diferencia de los sexos, que hoy es tema de revistas, libros, debates políticos, políticas de diversidad empresarial y seminarios académicos y movimientos sociales en todo el mundo.

Los estudios de género no sólo estudian la desigualdad hacia las mujeres, sino que han abierto nuevos campos de investigación como estudios sobre la identidad feminidad o masculinidad y diversidad sexual (estudios sobre gays, lesbianas, bisexuales, transexuales, etc.).

Algunos estudios se limitan a un discurso filosófico de la ciencia en el que critican la metodología científica. Por ejemplo, gracias a ellos se puede avanzar desde una postura de género desde la lógica positivista hasta el constructivismo. Otras posiciones, promueven el ejercicio de una ciudadanía no sexista con capacidad de influencia en el fomento del cumplimiento de los acuerdos de la plataforma de Beijing y los ODM (objetivos del Milenio). No puede haber justicia ni desarrollo humano sostenible sin igualdad de género, es el planteamiento central. La educación es identificada como herramienta para la igualdad y los derechos humanos de las mujeres. Nuria Varela nos dice al respecto, que “si son los ojos de las mujeres los que miran la histeria, esta no se parece a la oficial. Si son las mujeres las protagonistas, el mundo, nuestro mundo, el que creemos conocer, es otro”.

Existen también numerosos estudios centrados en la biología, especialmente en los últimos años, en la neuroanatómica o neurofuncional que tratan de justificar las diferencias sexuales. Es evidente que existen factores biológicos diferenciales pero es difícil desagregarlos de los factores socio-culturales que les adjudican a las diferencias significados que con frecuencia han buscado la inferiorización y sometimiento de las mujeres al sistema patriarcal. Los "Estudios de género" tienen, pues, como meta circunvalar las evidencias científicas para poder elevar el discurso a un nivel ideológico, ideologizado e ideologizante más en consonancia con los tiempos que corren.

Podemos concluir sin embargo que vivimos en un mundo desigual e injusto, en el que hay que hacer frente a relaciones asimétricas de poder, generadoras de variadas formas de desigualdad y a la vulneración de derechos económicos, sociales y políticos de muchas personas y especialmente mujeres. En este contexto, el aporte al análisis y la intervención, tiene un profundo recorrido formativo, concientizante hacia la igualdad de género en el desarrollo no solo con el afán de incluir a los mujeres donde no estaban sino que se trata de construir un nuevo modelo de relaciones sociales entre mujeres y hombres, que aporte mayor calidad de vida y desarrollo a través de redistribución social equitativa, compartiendo los espacios públicos y privados, las divisiones, las oportunidades , las responsabilidades familiares, profesionales, políticas, económicas y los recursos, incluido el tiempo. Desde un punto de vista operacional, los diversos organismos de cooperación, se refieren a tres etapas:

- La visibilizacion

- El análisis

- Acción

Visibilizacion: Se refiere a la conceptualización de lo que entendemos por igualdad de género y desarrollo humano, sacando a la luz la situación real de la desigualdad que viven hombres y mujeres. Las dificultades del modelo social androcéntrico y de la división sexual del trabajo, siguiendo los acuerdos de Beijing y su sistema de indicadores de monitoreo.

El análisis: Esta etapa se basa en la mirada que nos proporciona la perspectiva de género, que la desigualdad entre hombres y mujeres en cuanto a construcción social es reversible, permitiéndonos apropiarnos de diversas herramientas, entre las cuales podemos citar las siguientes:

- Quién hace qué (roles)

- Quien tiene qué (acceso y control)

- Las necesidades practicas e intereses estratégicos (posición y condición)

- La participación y la evolución de los diferentes enfoques de desarrollo hasta llegar al enfoque de género

Acción: una vez que hemos (re)conocido la realidad y la hemos analizado detalladamente, entonces si podemos intervenir adecuadamente sobre ella. Las dos principales estrategias de actuación serán el fortalecimiento de las capacidades de las mujeres (empoderamiento) y la integración de la perspectiva de género en todas las acciones de desarrollo (mainstreaming).

Para poder intervenir, deberemos ver si tenemos capacidad para ello. Por un lado, desde el interior de las propias organizaciones de desarrollo, es decir, si cuentas con una cultura organizacional y política de género, y por otro lado, desde sus recursos externos, ya sean proyectos de cooperación al desarrollo y/o acciones de educación para el desarrollo. La visión de género busca contribuir, a la construcción de un mundo más justo y equitativo, comenzando.

II. Paradigmas feministas y de género

El "género" o rol sexual en sentido amplio es lo que significa ser hombre o mujer, o también masculino o femenino, y como define este hecho las oportunidades, los papeles, las responsabilidades y las relaciones entre las personas. Además el género configura nuestra ontología (teorías sobre el ser) y epistemología (teorías del conocimiento), así como la maquinaria intelectual con la que pensamos las cosas atribuyendo significados cargados de género.

El género o rol sexual está definido socialmente.2 Nuestra comprensión de lo que significa ser una mujer o un hombre evoluciona durante el curso de la vida; no hemos nacido sabiendo lo que se espera de nuestro sexo: lo hemos aprendido en nuestra familia y en nuestra comunidad a través de generaciones. Por tanto, esos significados variarán de acuerdo con la cultura, la comunidad, la familia, las relaciones interpersonales y las relaciones grupales y normativas, y con cada generación y en el curso del tiempo.[unaids].

Estudios recientes vienen mostrando que también la idea "científica" de lo que es el sexo femenino o el masculino ha cambiado a lo largo de la historia y que por tanto a la biología se le pueden atribuir significados diferentes (Véase Thomas Laqueur, La construcción del sexo). Es por ello que en la actualidad hay quien defiende que existen más de dos sexos biológicos (Véase Anne Fausto-Sterling, Cuerpos sexuados, La política de género y la construcción de la sexualidad)

A partir de estos "géneros" aparecen unos estereotipos, que son el conjunto de creencias existentes sobre las características que se consideran apropiadas para hombres y para mujeres. Estos serían la feminidad para las mujeres y la masculinidad para los hombres. Y estos estereotipos a su vez crean los roles sexuales, es decir, es la forma en la que se comportan y realizan su vida cotidiana hombres y mujeres según lo que se considera apropiado para cada uno.[unaids]

El género, definido de forma sucinta por la antropóloga mexicana Marta Lamas, es la construcción sociocultural de la diferencia sexual. Ella retoma las raíces de este estudio, originadas en el siglo XX con Margaret Mead en su libro Sex and Temperament in Three Primitive Societies, de 1935. La antropóloga estadounidense inició la idea revolucionaria entonces de que los conceptos sobre el género eran culturales y no biológicos. En las investigaciones realizadas por Margaret Mead en los años 30 en tres sociedades de Nueva Guinea constató que no todas las sociedades estaban organizadas de forma patriarcal, y en ese sentido la distribución de los roles entre mujeres y hombres era diferente a las de las sociedades occidentales, con lo cual hace un primer cuestionamiento al carácter "natural" de las diferencias entre ellos, incluyendo las físicas.

Este planteamiento sin dudas significa una primera aproximación a un análisis de esta realidad asignándole responsabilidad a elementos de la cultura específica de cada sociedad en el desarrollo de las diferencias entre mujeres y hombres, y sobre todo acerca de la asignación de funciones diferentes a cada uno. El Derecho es un campo particularmente sensible a las demostraciones a favor o en contra de los ideales abanderados por uno u otro género. Debido a sus pretensiones de ser universal y correcto, es un campo que es tomado como herramienta para intentar promover visiones de género que sean convenientes para el grupo en cuestión. El feminismo en especial ha sido muy activo en buscar una igualdad en el campo del Derecho que refleje sus pretensiones de igualdad de género. Éste intenta también tomar como referencia al mundo real y social y cómo se dan las relaciones interpersonales y grupales en éste, y al hacerlo, no sería ilógico ver que los grupos socialmente desventajados, como las mujeres, deberían serlo también en el Derecho. Sin embargo, esta visión tan formalista y radical del Derecho está fuertemente cuestionada por aquellos que ven en el Derecho una herramienta que puede y debe ser usada para el cambio, precisamente hace conceptos más equitativos, como en la protección y la igualdad real de la mujer.

También se introduce el concepto de género en la obra de John Money, psicólogo de Nueva Zelandia, quien realizó sus estudios en Harvard y en la Universidad de Pittsburg y luego ejerció su labor como profesional en la Clínica Psicohormonal de la Universidad de Johns Hopkins. Él usa el concepto gender por primera vez en el año 1951, para referirse a un componente cultural, fundamentalmente la influencia educativa, en la formación de identidad sexual Hasta esos momentos la identidad sexual era considerada sólo como una determinación biológica, es por eso que al referirse a este concepto como un aspecto que la cultura forma, constituye un aporte importante al conocimiento científico que, aunque se magnificó en ese momento, influyó en lo que posteriormente se reconoció como gender en inglés y género en español, dentro de la teoría feminista.

A pesar de que es en la década de los años 50 donde surge la emergencia de definir el concepto, su contenido fue variando hasta lo que hoy reconocemos. En los años 60 Robert Stoller (psicoanalista), elaboró conceptualmente el término en su libro Sex and Gender Más recientemente se observa como género también la homosexualidad y la transexualidad, que generalmente no eran merecedores de ese estudio por parte de los analistas clásicos. Este nuevo análisis corresponde a las nuevas realidades de género que se hacen evidentes en la sociedad.

En los años 50 el análisis de estos problemas estaba muy marcado por el enfoque biológico. Estas realidades históricamente han sido interpretadas culpando a las personas que están inmiscuidas en ellas más que a la sociedad y a la forma en que ésta se estructura. Por eso la solución a esos "malestares" no se orientaban críticamente hacia la sociedad; consecuentemente, sus propuestas no implicaban transformaciones en este sentido. Ese aporte de la psicología no fue suficiente ante el desarrollo que después alcanzó este concepto cuando lo esgrimían en la década de los 70 las feministas norteamericanas. En este sentido le precedieron dos planteamientos significativos para la ruptura con el pensamiento que prevalecía en la ciencia acerca de la mujer, que fueron los expuestos por Margaret Mead y Simone de Boauvoir antes expuestos.

El origen del género en la sociedad

Muchos son los estudios que pretenden explicar el origen del género a partir de una forma específica de organización que adoptaron las diferentes sociedades en su desarrollo y que trajo consigo una división sexual del trabajo. En esta división le correspondió a la mujer el espacio de la casa por su capacidad para gestar y amamantar a los hijos. El cuidado de ellos se le asignó más allá del tiempo en que era imprescindible su presencia, es decir, cuando ya cualquier adulto podía realizar esta función. Por proximidad espacial se ocupó del resto de las funciones vinculadas al espacio de la casa.

Una mirada más crítica de esta realidad apunta a que la capacidad de gestar y amamantar de la mujer le confería el poder de la garantía de su continuidad como especie, lo que le estaba vedado al hombre. La inseguridad de los hombres acerca de la paternidad de los hijos y su necesidad de tener esa certeza cuando había acumulado riquezas y quería transmitirla a su descendencia, fueron condiciones que indujeron la idea del control de la sexualidad de las mujeres mediante el matrimonio y el confinamiento al espacio de la casa como garantía de seguridad para la paternidad de la descendencia y de la conservación de los bienes acumulados. La existencia de una sociedad sin género es un tema en discusión, sin muchas evidencias para probarlo; pero de lo que si hay un convencimiento es de que las formas en que se dan las relaciones entre mujeres y hombres, y los roles asignados a cada uno, varían de una sociedad a otra, lo que apoya la idea del carácter construido por la influencia cultural de lo que denominamos género, y de la necesidad de realizar el análisis de cualquier realidad, a partir de su contextualización sociohistórica.

Sin embargo, toda la diferenciación y la identificación de los géneros como lo visto anteriormente tiene también consecuencias sociales menos que deseables. La diferenciación misma del género, al igual que en casos como la raza o las tendencias religiosas, genera choques cuando se intenta imponer una sobre la otra. En palabras de Maria Mercedes Gómez (Los Usos Jerárquicos y Excluyentes de la Violencia - en Justicia y Género en América Latina), la violencia por prejuicio tiene, entonces, entre sus causas primordiales la necesidad de marcar diferencias entre colectividades hegemónicas y no-hegemónicas con el fin de reproducir arreglos sociales que benefician a las primeras... por ejemplo, la violencia contra las mujeres emerge como problema social en un contexto de misoginia, la violencia contra los hombres gay, las lesbianas y los transgeneristas en un contexto de heterosexualidad obligatoria y de homofobia y la violencia contra una raza en un contexto racista". En estos casos de género, donde las personas no sólo pertenecen a las características “normales” (el uso de la palabra normal siempre es excluyente pues intenta estandarizar un deber ser para todos) sino también a grupos diferenciados, es solo visible en la hostilidad de su forma de relacionarse con los otros grupos. La creación de estas categorías y aún de los mismos mecanismos legales para combatirlas puede ser en sí misma un arma discriminatoria, pues crea la apariencia de que la igualdad formal opera y que por lo tanto no es necesario preocuparse por la igualdad material, que es la que realmente afecta la vida de los individuos en los grupos discriminados por el género, pues normativamente es muy difícil establecer reglas positivas que apunten directamente contra ellos. Lo que ocurre entonces, en sintonía con esta invisibilización, es que se crean normas que aparentemente no son directamente discriminatorias contra un género, pero sí lo son al aplicarlas. Un ejemplo de esto es el intento legislativo de definir como matrimonio una unión entre un hombre y una mujer, pues degrada las uniones que puedan existir entre otros géneros.

El feminismo es un movimiento social1 y político que aspira a una igualdad de los derechos de las mujeres con los de los varones. Para ello elabora un conjunto de teorías sociales y ejecuta diversas prácticas políticas en abierta crítica de relaciones sociales históricas, pasadas y presentes, teniendo en cuenta la experiencia femenina. La variedad y heterogeneidad de estas teorías y prácticas es tal que a la hora de analizarlas es más común hablar de feminismos, en plural. En general, los feminismos realizan una crítica a la desigualdad social de las mujeres frente a los varones, y reclaman la eliminación del sentimiento de inferioridad con respecto al varón. Las teorías feministas cuestionan la relación entre sexo, sexualidad y el poder social, político y económico.

Aunque la idea está muy difundida en ámbitos no académicos, es un error afirmar que feminismo es como el machismo pero en sentido inverso.2 3

A pesar de que muchas personas líderes feministas han sido mujeres, no todas las mujeres son feministas y no todas las personas feministas son mujeres. Algunas feministas consideran que los varones no deberían tomar posiciones de liderazgo dentro del movimiento, pero la mayoría aceptan el apoyo de los varones.

El feminismo como movimiento social ha sido principalmente visibilizado como un movimiento de las sociedades occidentales en el siglo XX, si bien sus raíces vienen de mucho antes. Se crea a partir de la conciencia acerca de las desigualdades causadas por los géneros y de la búsqueda de la justicia social. Existen diversas formas del feminismo, como teoría, como práctica, como conciencia, como movimiento social internacional, nacional y local.

Algunos de los distintos feminismos son el feminismo cultural, el feminismo radical, el ecofeminismo, el anarcofeminismo, el feminismo de la diferencia, el feminismo marxista, el feminismo separatista, el feminismo filosófico, el feminismo cristiano, el feminismo islámico y el feminismo crítico.

La historiadora Gerda Lerner ubica el nacimiento del patriarcado como un suceso histórico en el que se documenta el principio de la subordinación de las mujeres a través de los sistemas políticos, legales, culturales, religiosos y sociales. También documenta las diversas evidencias de la existencia de una conciencia feminista a través de milenios en distintas sociedades del mundo y de la historia. Al recopilar estos escritos llega a la conclusión de que el proceso histórico documentado y transmitido como la historia universal no afecta de igual manera a los varones y a las mujeres. El conocimiento desarrollado a través de siglos por mujeres con conciencia feminista fue truncado una y otra vez. Las mujeres que reclamaban la subordinación o que se comportaban fuera de los esquemas de asignados a su sexo, eran y fueron marginadas. La falta de enseñanza a las mujeres sobre los logros de aquellas que fueron exitosas a través de la historia, es uno de los factores que han contribuido a la opresión de las mismas. Así, fue en el siglo XIX cuando la conciencia feminista se empezó a transmitir a otras mujeres y, se inicia el feminismo como movimiento social y político.4





Portada de la obra de Mary Wollstonecraft, Vindicación de los derechos de la mujer (tomado de wikipedia)

Los primeros ensayos sobre 'la cuestión de la mujer' criticaban el rol restrictivo de la mujer, pero no señalaban culpables de las desventajas de la mujer ni sobre los varones. El trabajo de Mary Wollstonecraft Vindicación de los derechos de la mujer, es uno de los pocos escritos antes del siglo XIX que puede ser llamado feminista sin temor a una ambigüedad. Bajo estándares modernos, su metáfora de la mujer como nobleza, élite de la sociedad, mimada, frágil y tendiente a la pereza intelectual y moral, suena como un argumento masculino. Wollstonecraft creía que ambos sexos contribuyeron a esta situación y tomaba por sentado que la mujer tenía poder considerable sobre el varón. En 1791 Olympe de Gouges hizo la "Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana" ,como contra partida a los "Derechos del varón y el Ciudadano" creados tras la Revolución Francesa.

A menudo se afirma que el feminismo nació a fines del siglo XVIII y principios del XIX, cuando la gente comenzó a percibir que la mujer es oprimida en una sociedad machista (ver patriarquía). El movimiento feminista tiene sus raíces en Occidente y especialmente en el movimiento de reforma del siglo XIX. El movimiento organizado data de la fecha de la primera convención por los derechos de la mujer, en Nueva York en el año 1848. Más de un siglo y medio más tarde, el movimiento ha crecido y ha adoptado diversas perspectivas en cuanto a lo que constituye la discriminación contra la mujer. Los primeros feministas son a menudo llamados 'la primera ola' y, luego de 1960, 'la segunda ola'. También es destacada la Declaración de Seneca.5





Símbolo de los movimientos feministas (blog caosmosis).

Las feministas en general tienen un acercamiento holístico hacia la política, creyendo en las palabras de Martin Luther King, "una amenaza a la justicia en cualquier lugar es una amenaza a la justicia en todo lugar". Siguiendo dicha creencia, las feministas usualmente apoyan otros movimientos como el movimiento por los derechos civiles, el movimiento pacifista y el movimiento por los derechos de los y las homosexuales. Al mismo tiempo muchas feministas negras, como Angela Davis, critican que el movimiento feminista es dominado por mujeres blancas.

También se han establecido vínculos entre el movimiento feminista y el movimiento campesino por la soberanía alimentaria.6

Algunos feminismos muestran su preocupación por el movimiento transexual, ya que desafía las distinciones entre el varón y la mujer. La transexualidad es rechazada por el feminismo radical, que considera que la masculinidad y la feminidad son construcciones socio-culturales, y por tanto, sentirse varón o mujer carece de sentido y contribuye al sexismo. Otras corrientes de feminismo reconocen, promocionan y reivindican los derechos humanos de las mujeres transexuales.

También se da una fuerte relación de algunas corrientes del socialismo o anticapitalistas con este, dando a entender que la "liberación femenina" debe ir a la par de la liberación general de la sociedad del yugo del capitalismo.

Fundamentalmente las causas que llevan a la mujer a unirse al feminismo es la desigualdad de derechos que ha tenido a diferencia del varón. También podríamos atribuir ésta actitud a la categoría asumida por la mujer señalada por Simone de Beauvoir en El segundo sexo: la de “ser para otro”. Hoy en día, en muchas culturas, ésta percepción ha cambiando grandemente pero en algunas culturas aún y hace aproximadamente cien años la mujer se ha visto como un ser que está en la casa para servirle a su esposo. Este atributo básico se manifiesta en todos los aspectos de la vida femenina y la define de un modo singular, situándola en un nivel de inferioridad respecto del otro sexo; esto se debe a que, por una parte, tiene como cualquier ser humano la posibilidad ontológica de trascendencia, y descubre y elige en un mundo donde los varones imponen una forma de asumir su propia vida.

Hace varios siglos la mujer tenía la maternidad como único proyecto de vida. Podían reinar sobre el hogar, ser objeto a veces de miramientos no desdeñables, pero lo cierto es que seguían naciendo para servir a los varones y engendrar la descendencia de sus esposos. Esto le resultó como una diferencia grande en cuanto al rol de la mujer y del varón en la sociedad. Gracias a estas percepciones y otras la mujer no tenía casi importancia para la sociedad y gracias a movimientos derivados del feminismo se ha podido cambiar esto poco a poco.

Tradicionalmente relacionamos el feminismo con el abuso y discrimen que han tenido los varones y la sociedad en general con las mujeres. Podríamos señalar que algunas de las formas en que se expresa este feminismo es la mujer teniendo una posición en constante defensiva hacia el discrimen. Algunos críticos señalan que ésta actitud a la defensiva es causada por todos los años de opresión y desigualdad que ha vivido la mujer a lo largo de la historia.

También podríamos señalar que cómo método de lucha las mujeres comenzaron a reunirse y a fundar movimientos a favor de sus derechos y en contra de la desigualdad. Estas libraron numerosas batallas para obtener progresivamente, a punta de conquistas y repliegues, una modificación de su situación que dista mucho de haber concluido. Su primer combate del siglo es el de la educación. De Francia, donde la primera bachiller egresó del liceo en 1861, al Japón, donde la primera universidad femenina fue fundada en 1900, a Egipto, país en el que las niñas tuvieron acceso a la educación secundaria desde 1900, o a Túnez, donde la primera escuela de niñas abrió sus puertas ese mismo año, las mujeres que podían hacerlo penetraron por la brecha que la instrucción entreabría para ellas.

Aspectos históricos sobre el impacto de los movimientos feministas en la sociedad



Manifestación de sufragistas en Nueva York el 6 de mayo de 1912.

El feminismo ha producido muchos cambios en algunas sociedades occidentales, incluyendo el sufragio femenino, el empleo igualitario, el derecho de pedir el divorcio, el derecho de la mujer de controlar sus propios cuerpos y decisiones médicas (incluyendo el aborto, tema sobre el cual no hay consenso), y muchos otros.

Sin embargo, el movimiento feminista reivindica que todavía hay muchos cambios por hacer. En ningún país del mundo se ha logrado igual salario por igual trabajo, entre varones y mujeres.7 El aborto inseguro sigue siendo causa prevenible de muertes de muchas mujeres en el mundo (tercera causa de mortalidad materna en el mundo). Muchas creencias consideradas radicales en el pasado forman ahora parte del pensamiento político común. A pesar de que casi nadie en las llamadas sociedades occidentales de hoy cuestiona el derecho de la mujer al voto o la propiedad, conceptos que eran vistos con gran extrañeza hace 200 años, las mujeres no siempre tienen acceso a estos derechos, especialmente en el África sub-sahariana, donde la propiedad es típicamente posesión de los varones y incluso cuando se casan, aun así las mujeres no tienen tantos derechos de propiedad como sus maridos. Los derechos de herencia son igual de discriminatorios, como cuando muere el marido, la propiedad de éste a menudo va a su lado de la familia y no a su esposa.

La negación de los derechos de herencia y propiedad de una mujer pueden aumentar su vulnerabilidad al VIH. No poder ser dueña de propiedades significa que las mujeres tienen una estabilidad económica limitada. Esto puede llevar a un riesgo mayor de explotación y violencia sexual, ya que las mujeres pueden tener que soportar relaciones abusivas o recurrir al trabajo sexual informal para sobrevivir económicamente. Otro ejemplo se da en Estados Unidos, donde las mujeres mayores se enfrentan a menudo con el problema de no contar con la propiedad legal y por tanto efectiva del hogar donde han pasado su vida y formado su familia.

La profesionalización de sectores importantes del movimiento feminista en América Latina fue en los años ochenta una respuesta estratégica ante el fin de las dictaduras militares y los frágiles y desiguales procesos de democratización en amplias regiones del continente.

Tanto como en el siglo XIX sólo hubo brotes feministas, cuando las sociedades en su conjunto entran en un proceso dinámico, en el siglo XX las sociedades estancadas y paralizadas en dictaduras militares no ofrecen espacio para el desarrollo de movimientos feministas. Sin embargo, allí donde empieza un proceso de oposición en contra de las dictaduras, las mujeres están en las primeras filas. Podemos observar el mismo, proceso organizativo en varios países, cuando hacia la mitad de los años ochenta las dictaduras se van debilitando y se vislumbra el retorno de los militares a sus cuarteles.

En cuestiones políticas si bien el derecho al voto se fue ganando durante el siglo veinte por los distintos movimientos sufragistas nacionales, a principios del siglo XXI en algunos países como España o Venezuela se ha logrado establecer normativas que apunten a la paridad de participación política y/o laboral. El Consejo Nacional Electoral venezolano informó por medio de resolución que las candidaturas a las Elecciones Regionales de 2008 debían de estar entre el 40% y el 60% para ambos sexos, y en España, se introdujo en la reciente "Ley de igualdad" la necesidad de presentar listas con paridad entre varones y mujeres para cualquier tipo de elección electoral.

La visión de género y desarrollo humano sostenible ha evolucionado hacia diversos campos, como su influencia en cuanto al aspecto de legitimación de los hijos y sus relación con la herencia y su género (Twinam, A 2008). En ciertas congregaciones religiosas protestantes, las visiones conservadoras utilizan también el discurso de género, para generar su propio posicionamiento, a veces hasta en oposición debido a cierta sensación de pérdida de control que la modernidad ofrece (Shaw, S 2008). De todas formas los movimientos feministas y luego de género y desarrollo sostenible han tenido impacto aun en sociedades aparentemente herméticas, facilitando transgresiones culturas, como es el caso de Irán (Amir, E. 2008).

Inclusive discursos de corte espiritual se han unido para promocionar la importancia de la propiedad de su propio cuerpo en la mujer, estos aspectos continúan a desarrollarse en una sociedad cada vez más globalizada pero al mismo tiempo en intercomunicación, situación que facilita la producción de diversos matices en las visiones de género y desarrollo humano sostenible (Tikkun, 2005). Entre los estudios de género publicados en los últimos anos, se remarca una tendencia a la re-lectura del pasado histórico. Personajes como Elena Céspedes en España, son revisados desde una nueva perspectiva con innovadores descubrimientos (Poska, A 2007).

En este contexto de relectura, otros autores han analizado a partir de textos literarios el rol importante que la sexualidad tenía en las relaciones sociales de poder en el imperio Otomano. A pesar del lenguaje andrógino de la literatura otomana, sobre todo en cuanto a la poesía, el autor evidencia que los adolescentes tanto varones como mujeres eran el punto focal de la sociedad, inclusive las relaciones sexuales entre musulmanes y cristianos, el posicionamiento de la prostitución en ciudades aledañas como Venecia y Florencia entre otras (Turan, F. 2007).

En perspectiva, la re-lectura histórica del rol de la mujer en las diferentes sociedades es un elemento de importancia capital en el desarrollo de la visión de género. Además este análisis incluye los grupos estigmatizados de la sociedad como las mujeres negras, latinas y pobres, donde la violencia de género ha sido aun más evidente (Lerner, G. 2004). Estos análisis nuevos, incluyen aspectos como el acceso a los servicios de salud (Riane, E. 2009) (Frink, S 2009).

El arte, especialmente la literatura ha dejado profundas huellas en el análisis de género, siendo un elemento importante de reflexión y sensibilización, sobre todo por su facilidad de comunicación universal (Melendez,P;Pinnock, A; Ellis,K; Rodriguez,J; Vaughn, M; Kittredge,K; Sarret,C; Entsmunger,B; Loflin,C;). El desarrollo por consecuencia del análisis del lenguaje ayuda en la deconstrucción de género, detalles como el uso del condicional y las tags questions en el lenguaje femenino “womans’s langage” pueden reflejarnos consecuencias de la dominación (Kuhn, E. 2007).

Aspectos como la noción de moral en el siglo XVIII, concebido como norma produjeron exclusión y segregación de género en los servicios de salud. Esta (re)lectura histórica de eventos nos facilita una aplicación retrospectiva, que facilita la sensibilización de nuestras acciones presentes (Lord, A. 2006).



III. Cuestionario

1) Defina qué son los estudios de género y sus campos de acción?

2) Cuál es la diferencia entre los conceptos de mujer y género?

3) Qué quiere decir Simone de Beauvoir en su frace: “una no nace mujer sino que se hace”?

4) Qué estudia el género a más de la desigualdad?

5) Cuál es el planteamiento básico de la plataforma de Beijing?

6) Cuál es el rol de la educación en la visión de género?

7) Cuáles son las tres etapas operacionales en el análisis de género?

8) Qué es la visualización?

9) Qué es el análisis y cuáles son sus componentes?

10) Por qué es importante primero re-conocer la realidad?

11) Cuáles son las dos principales estrategias del género?

12) Cuál es la primera condición para iniciar una intervención de género?

13) Como se denomina también al género?

14) Qué significa el concepto que el género es definido socialmente?

15) Cuál es la relación entre género y división social del trabajo?

16) Cual fue la necesidad de base que promovió el control de la sexualidad en la mujer?

17) Por qué el uso de la palabra normal es excluyente?

18) Por qué la historia universal no afecta de igual manera a hombres y mujeres?

19) Quien es la autora de la declaración de los derechos de la mujer y la ciudadana en 1791?

20) Cuál es la tercera causa de mortalidad materna en el mundo?

21) Cuál es la relación entre la negación de los derechos de herencia y el VIH en el género femenino?

22) Por qué los grupos femeninos se oponían generalmente a las dictaduras?

23) De dos ejemplos de búsqueda de la paridad en la participación política?

24) Cuál es la importancia de la relectura de los procesos sociales en género?

IV. Bibliografía:



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6. Frink, Sandra. "Women, the Family, and the Fate of the Nation in American Anti-Catholic Narratives, 1830-1860." Journal of the History of Sexuality. 18.2 (May 2009): 237-64.

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