El sabio puede cambiar de opinión. El necio, nunca.
Immanuel Kant (1724-1804) Filosofo alemán.
Fuente:http://www.proverbia.net/citastema.asp?tematica=47
RELATOS
PROFANOS DEL VIAJERO DE SANA I
“Cui prodest” era el texto latín, gravado en
el pórtico de la casa con paredes de adobe. Por un instante mi memoria me trasladó
al Punín de antaño, donde las casas eran lentas y la tierra eterna. Pero no era
en Punin donde mi presente me llevaba. “Cui prodest” estaba escrito en letras
doradas sobre un trozo de madera café caoba, prolijamente lacada; aunque el
polvo del desierto se mostraba discreto pero presente.
-As salamu aleikum- dije, casi por reflejo
condicionado, ante la presencia del hombre de turbante blanco en el pórtico.
- Wa`alaykum assalam- respondió. Mi alegórico
espíritu logorreico no se hizo presente. Mi dominio del árabe es muy efímero y temo que un error en
mi dicción pueda confirmas la sospecha de ser identificado como un falso
turista. La gente es amable y me permiten caminar por las calles como un
fantasma proveniente de otro mundo y de otro tiempo. Probablemente del Punin de
los sesentas, un mundo andino que aunque demorase mil años en disertar, jamás
seria comprendido. Los seres humanos solo aprehendemos lo que re-conocemos.
Hacen falta muchas vidas para vivir la multiplicidad de espíritus. Aquí, tan
lejos de mi origen y tan cerca de mí mismo, en la península arábiga, en el
Yemen reunificado.
Los yemenitas me dan la impresión de ser muy
reservados con los extranjeros. Yo, latinoamericano, que por el sincretismo de
mis genes, nada me es completamente extraño, siento el polvo blanco amarillento
en las calles y paradójicamente, percibo una sensación de familiar comodidad,
en estos parajes.
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